La Denominación de Origen de Jumilla presentó los vinos que pone en el mercado en este año 2012 en el Hotel Miguel Ángel, marco que viene siendo habitual en Madrid para este tipo de citas. No dudé en darme una vuelta. La verdad es que el tiempo que tenía no era excesivo, y el calor que hacía en Madrid tampoco animaba a acercarse a estos vinos normalmente maduros, y con un contenido alcohólico importante.
Decidí pues no buscar, como es habitual, bodegas que me dieran sorpresas, sino acercarme a las que ya conozco para comprobar que tal se presenta la nueva añada que está saliendo a la venta. La labor de documentación tuvo que ser un poco más exhaustiva que en otras ocasiones, preparando una visita que fue algo más “encorsetada” de lo que me hubiera gustado. No obstante, como veréis, hubo lugar para algunas sorpresas.

Tras charlar con uno de los comerciales presentes en el stand, confirmo que las barricas se usan nuevas a los vinos de mayor crianza, y van pasando con el uso según descendemos en la gama. Los vinos catados confirman la charla anterior, tanto Luzón Verde 11 como Luzón Roble 10 son vinos plenos de fruta y monte bajo, potentes y ligeramente astringentes, con unos agradables toques balsámicos y de regaliz. El Roble tiene en nariz unos tostados que no molestan, quedando detrás de la fruta. Castillo de Luzón crianza 08 es equilibrado y complejo, y aunque está por domar en boca, se le augura una buena progresión por su tanicidad y acidez. Altos de Luzón 07 es el que menos me impresiona, en nariz tiene demasiadas vainillas y chocolates. En boca sin embargo muy agradable, con una acidez y una fruta roja suficiente, quedando las vainillas relegadas a un agradable posgusto.
No dudo que volveré a ellos, vinos de corte moderno con excelentes precios, que darán valor a mi maltrecha cartera, y que sobre todo en boca he encontrado más que agradables.
Doy un par de vueltas picoteando aquí y allá. Encuentro un joven interesante en el Paco Pacheco joven 2011 de Viña Elena. Un tinto de monastrell muy afrutado, con toques de golosina, una acidez suficiente, suave y de persistencia media con un posgusto tremendamente frutal.

Es la hora de los monastrell dulces, tengo un par de ellos en la agenda el de Silvano García que cumple las expectativas con holgura, y Camelot de bodegas Salzillo que me hace saltar los fusibles. Llevo toda la tarde catando con orden, que si estructura, que si volumen, que si persistencia, y en un momento se me olvida absolutamente todo, quedamos en la sala el vino y yo. Aromas muy complejos con frutos secos, cascara de naranja y arrope, fruta, acidez y persistencia. ¡Qué vinazo! Ha merecido la pena el calor, la muchedumbre, el no poder hablar con casi nadie. He encontrado el vino de la tarde, Camelot.
Salgo casi corriendo. El día no ha terminado. Me espera una cata con todo un Master of Wine, Norrel Robertson. Pero eso será otra historia.
Ya has cogido el tran tran....me alegro.
ResponderEliminarLa verdad es que estoy encontrando muchas cosas interesantes que contar. Para mi es divertido, espero que para vosotros también.
EliminarSaludos
Vicente
Vicente, entonces, de todo lo catado, ¿sólo te valió la pena el Camelot?
ResponderEliminarhttp://todalavidaescuento.blogspot.com
Hola Luis.
ResponderEliminarPara nada, los jovenes de Luzón, Viña Elena y Juan Gil los bebería todos los días sin dudarlo. El Juan Gil 12 meses es un vino magnífico. La cosa es que Camelot me impactó, y se ve que no he acertado en expresar la diferencia por escrito.
Saludos
Vicente