En la anterior entrada comenté
mis impresiones sobre los blancos y espumosos, que tuve la ocasión de disfrutar
en la muestra de los vinos mejor puntuados
por la Guía Peñín. Hoy me gustaría contaros los vinos que más me impresionaron
de entre los tintos y generosos. Fue absolutamente imposible abarcarlo todo.
Mucho menos si se le quería dar, como es mi caso, un poco de tiempo para que el
vino se expresara.
Comencé purgando mi atrevimiento
por poner en duda el interés de los vinos de Castell D’Encus. Su Thalarn 2010
me pareció un syrah auténtico, en el que a pesar de su juventud y una cierta rusticidad, se
aprecia todo lo que tiene que tener un buen vino. Fruta muy presente, acidez y
una estructura impecable. Fue al principio de mi visita. Me hubiera encantado
dedicar un poco de tiempo a conocer a su productor.

Encontrar el stand de DomaineLupier sólo debió ser mi momento de fortuna del día. Sin perder un segundo me
aproximé. Impresionante lo que encontré. Charlar con una persona tan entusiasta
como Elisa, que cree tanto en su proyecto, es una gozada. Comprobar a su lado
la increíble acidez, la complejidad aromática de El Terroir 2009, es dar un
paso más en esta afición. Si después compruebas la diferencia de matices, la
expresividad de La Dama 2009, te das cuenta que esta es una bodega a la que un
buen aficionado no debe perder de vista. Vinos amables, accesibles, y a la vez
complejos, grandes.

No quiero dejar de contaros los
impresionantes vinos que se están haciendo en el Priorat. Me impactaron las
cariñenas de Ferrer Bobet Selecció Especial, especialmente la añada 2009. Su complejidad,
su mineralidad, su frescura, hacen de él un gran vino. Su Vinyes Velles 2009
es, por supuesto, también digno de mención.
Decir que los vinos de Clos delPortal están a un gran nivel no debe ser una sorpresa para el que siga este cuaderno.
Charlar con Alfredo es una gozada. Cuando mostré mis reservas sobre la posible
caída de calidad de Somni al detraer la uva con la que ahora se hace Tros del
Clos, me miró con cara un poco rara. La uva de Tros del Clos es una rareza de
la zona me dice. Con poco convencimiento pruebo Somni 2009 y mis reservas se
diluyen el vino está ahí. Es mi amigo de siempre. Mucha vida por delante. Tros
del Clos 2009 es un vino diferente, más
grande. Expresivo, para perderse bebiéndolo.

Finalizo con mi visita al stand
de Barbadillo. Vieja conocida su manzanilla en rama. Pruebo la saca de otoño. La
última. Se me humedecen los ojos. He vuelto a mi tierra. Suavidad expresiva.
Mineralidad punzante. ¡Que vino! Hay sobre la mesa cuatro decántadores. Pido
que me sirvan el palo cortado. Sólo tiene 150 años. Complejidad, expresividad.
Cien puntos sobre cien. No puedo más y quiero irme con algo que no olvide. La última
reliquia. El PX. Nose puede catar nada después de eso. Persistencia eterna.
Intensidad. Sabor que no quieres que se vaya. Y no se va.
Salgo por la puerta. Momentos que
recordaré mucho tiempo. El PX en la boca, y los momentos pasados con nuevos y viejos
amigos que permanecerán para siempre. Gracias Victoria por haberte acordado de
este humilde tragavinos. Durante estos ratos el vino y sus gentes me hicieron disfrutar
a lo grande.